jueves, 31 de enero de 2008

¡ Qué asombro poner el dedo en el cielo !

¡ Qué asombro poner el dedo en el cielo !
apuntar al incomensurable espacio,
definir la vasta emoción, contemplando,
sin más, a golpe de vista, su quietud.

martes, 29 de enero de 2008

Vimos que la estrella

Vimos que la estrella
-fría y distante-
agigantaba el cielo,
surcando en errático viaje
la plenitud del silencio.
¿Acaso la brevedad
disponga ser así
por su intensidad sin recelo?
Somos lo que un suspiro
no pudo ser sin lamento.

Vimos en el cielo nocturno
-extendido y sereno-
atravesar la voz del tiempo, y
en nuestras acuciantes manos
estaba todo el bello Universo;
asumimos en la mirada
mientras refrescaba el suceso:
en tus ojos hallé presente
la Vía Láctea al completo.

lunes, 28 de enero de 2008

Sin la necesidad

Sin la necesidad
de, cuanto tengo y dispongo,
esperar nada en el trueque,
paseo sobre el verso
de tu memoria marchita,
no por el tiempo infructuoso,
la fiereza del presente o
el cálculo imposible de tu estancia.
No consigo atisbar
la finita lectura del presagio,
si no es atendiendo a la levedad
presurosa que irrumpe en las sienes
y me hace entornar los ojos.
La lumbre célica colma
la seductora fruición
que hace ruegos
por la tristeza que no habla.

domingo, 27 de enero de 2008

En él, la paz se nombra por su nombre

En él, la paz se nombra por su nombre,
no es más que una débil fosforescencia
la inmanencia entre deseo y realidad...
¡ Cuánta voz se distancia de mí
en el ansía de saberlo lejos..!

Pero, cuando bendice y distingue,
su poderoso y enorme hecho,
una súbita determinación se agolpa,

- ¡qué delirio de insolencia pretérita! -

para concitar el hermoso suceso:
el amor derrota nuestro egoísmo,
en la frente se descubre el beso,
las manos adolecen de vacío,
la emoción se abre en pecho abierto.

sábado, 26 de enero de 2008

Venidero gozo de un tiempo más cierto.

Venidero gozo de un tiempo más cierto,
ese que pende del secreto espejo que,
entre manchas de azogue, destila
la desvaída imagen de tu recuerdo.
Creo saber lo que tus ojos dijeron,
-ahora que los míos están sin sueño-:

quisimos la dicha entera y completa, que
nuestro corazón no abarcaba.


Y, así, el amor se volvió herido,
desangrado en la dulzura de las palabras.
Cuando éstas se gastaron, el dolor,
prendió en la garganta.

Nos quedamos mudos, ausentes,
sin lágrimas de esperanza, con que
concebir de nuevo el amor,
dejando pendiente la metáfora
como huella perecedera, que
al olvido el mar arrastra.




viernes, 25 de enero de 2008

Sostengo la imagen evocada

Sostengo la imagen evocada,
íntima, solaz, incierta;
el pulso que prorrumpe
vital, convencido, enhiesto.
En ti pongo la frágil dulzura
de los días celestes
que llenan mi copa de alegría.
Es necesario que el olvido
quiera someterse a él mismo,
que nada nos parezca extraño
ni siquiera la despedida.
Ahora que el amor
desayuna con nosotros,
cafe y pan con aceite,
es el momento de alejarnos
y pasear cogidos de la mano.

jueves, 24 de enero de 2008

Es ineluctable tratar de hacerlo

Es ineluctable tratar de hacerlo,
conseguir que eleve el desafío,
asirlo para, de una vez, dejarlo ir.
Y, sin embargo, no puedo
no quiero, dejar de besarte,
y que tus labios arrastren los míos.
Dejo mediar la sábana,
que cubre mi desnudez,
el pecho y, desde los pies,
mediando el tuyo cubierto.
Mientras tu espalda
boga por el sostén,
arrimas el perfil más discreto
sentada sobre la cama.
La tenue luz de la mesilla
inflama tu sombra en la pared:
claridad y penumbra andan en tí
cuando persigo tus ojos.

miércoles, 23 de enero de 2008

Preciado tesoro

Preciado tesoro
de valor secreto que,
a pesar de todo,
nadie sabe de su existencia,
excepto los que no proclaman
y, por tanto, no ambicionan.
Porque si así no fuese,
dejaría de pasear solitario,
muy de mañana,
por las calles en domingo
con la nostalgia
por lo que nunca tuve
aún creyéndolo conmigo.

martes, 22 de enero de 2008

La tarde de colores dulces

La tarde de colores dulces
suaves, cálidos, descubre un cielo
infinito, sosegado, celeste.
Y, mientras las últimas luces
acuden presurosas al horizonte,
inflamando de tul naranja
la inmediatez de la penumbra,
un breve silencio asciende y
debilita al rumor nocturno.
Entonces, la creciente intimidad
en un leve suspiro asiente,
el azul inmenso rodea
cuánto el alma no puede.

lunes, 21 de enero de 2008

No he pedido

No he pedido
un solo átomo de existencia.
Ni siquiera ahora
que puedo borrar mi nombre
de cuanto he conocido.
Pero, aquí estoy,
abordado por el olvido
que encarama en su muro
la grisácea sombra del vacío.
En la soledad,
doliente y perdida
me hallo sin heridas
a la espera de amor humano.

domingo, 20 de enero de 2008

No crees en mí

No crees en mí,
amor,
ni siquiera en el beso
que trato de advertir
en tus perfilados labios.

Lo sé,
amor, tierno amor,
miro con abatimiento
la quietud de nuestras pertenencias,
y no encuentro el abrazo.

Acaso,
amor, querido amor,
háblame de cuánto hemos sido
y dejamos de ser,
antes de despedirte.

Tal vez,
amor, encendido amor,
no exista en mí, la certeza,
el futuro aventado por el presente,
que pueda ofrecerte.

Silencio,
amor, dichoso amor,
es el testimonio irreverente,
osada mansedumbre , que agiganta
y consuela tu ausencia.

sábado, 19 de enero de 2008

Enmudezco en el deseo.

Enmudezco en el deseo
que nombra el tuyo,
y así nublo la vista
con tus senos trémulos y fríos.
Abro y cierro
la palma de la mano,
y presiento escalofrío
que entibia el pecho.
Quedo en el vértice
de tu pubis en vigilia
y asomo la palabra
para acunar su sueño.

viernes, 18 de enero de 2008

Reduzco a escritura

Reduzco a escritura,
la palabra hablada y
el lápiz se sumerge
en la albura del papel.
Intimo con ella,
el adusto gesto de su fonema y
se alivia en la grafía
que alumbra tu mirada.

jueves, 17 de enero de 2008

Confundo voz y palabra

Confundo voz y palabra,
palabra y gesto,
gesto y sonrisa,
sonrisa y beso.

Creo, apenas, distinguir
en este asombroso momento
que cerrando los ojos
sostengo tu soledad
en mi pensamiento.

A la memoria de Ángel González (pulsa aquí).

Propongo situar un mundo nuevo

Propongo situar un mundo nuevo,
y quiero que lo hagamos juntos
dando silueta y forma al porvenir,
que no siendo de nadie, lo sea de ti,
y siendo de ti, lo sea de todos.

Allá,
dónde la lívida transparencia de gasa
confunda la sombra de la tristeza con el día
sacudiremos el perfil de perlas de lluvia,
sumiremos los espejos en reflejos dorados y
dejaremos dormir la paz en la palabra.

En este lado,
asomados a las primeras certidumbres,
retornaremos al celeste abismo,
horizonte de ribetes arrebolados
recogiendo el pálpito de la nada
para mezclar dicha y devenir en tu ojos.

Desde aquí,
bajaremos siguiendo la corriente sinuosa,
nadaremos entre las rijosas y frescas aguas
sobre parpadeos de sol dorado en el ámbar
y cenicientos murmullos del pasado.

Y cuando el día acabe,
será menester abrigar la breve luz,
arroparla con el deseo contraído,
encenderla con desmedidas ansías,
esas que nacen en la búsqueda
frenética y constante del mañana

Recóndito. 2007.